Estos eran unos naúfragos que fueron a dar a una isla desierta. Como no tenían qué comer, decidieron echar a suertes quién se sacrificaría para que los demás se lo pudieran comer. Pues resulta que se comieron uno... y otro... y otro... y nadie llegaba a rescatarlos. Total que, al final,
sólo quedaban dos: un flaco, y un gordito. Echan suertes... y pierde el gordito. Ya lo va a matar el otro, cuando se pone a gritar:
- ¡No me mates! ¡No me mates! ¡Yo sé donde hay un montón de latas de frijoles escondidas...!
- ¡Desgraciado...! ¿Y por qué no nos lo habías dicho?
- Es que a mí no me gustan los frijoles...
☺☺☺ Grafichistoso ☺☺☺
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